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La Tercera Orden Franciscana Seglar de nuestra parroquia recibió a 4 nuevas hermanas.


Cuatro mujeres optaron por el carisma franciscano al dar el primer paso rumbo a la profesión para aceptar y abrazar su vida ordinaria a ejemplo de San Francisco de Asís.

Ayer domingo, dentro de la Misa de 10 de la mañana, denominada “Misa de Cuerda” entre los integrantes de la Tercera Orden Franciscana Seglar, y en la fiesta de Santa Isabel de Hungría, cuatro mujeres de esta comunidad parroquial, recibieron, luego de un tiempo de formación, los primeros distintivos franciscanos, se trata de la Tau franciscana, el escapulario y la cuerda.


La Tau “T” es la última letra del alfabeto hebreo y decimonona letra del alfabeto griego, que corresponde a lo que en el nuestro se llama “te”. Pero también es toda una señal o símbolo. San Francisco de Asís profesaba una profunda devoción al signo Tau, con ella firmaba cartas y marcaba paredes, y sanaba heridas y enfermedades. Para el santo, Tau, como la cruz cristiana, era signo de conversión y de penitencia, de elección y de protección por parte de Dios, de redención y de salvación en Cristo.


Desde hace algunos decenios, se ha revalorizado el uso de la Tau en la familia franciscana: se la ve frecuente en libros, revistas y cuadros, y la llevan sobre sí, como signo distintivo, muchos hermanos y hermanas tanto de la Primera como de la Tercera Orden, sea ésta religiosa o seglar.


El cordón franciscano fue adoptado por San Francisco de Asís al momento de su conversión y su despojo de la vida de lujo que llevaba, los tres nudos que lleva el cordón simbolizan la obediencia, la pobreza y la castidad, con el objeto de que nada evite alcanzar a Cristo. El cordón franciscano es, en definitiva, un símbolo de la pobreza evangélica y del seguimiento a Jesús sin condiciones.


El escapulario, una prenda que se lleva sobre los hombros colgando por delante y por detrás. A finales de la edad antigua y principios de la edad media surgieron las órdenes religiosas, se fundaron la “primera orden”, para varones, la “segunda orden”, para mujeres y la “tercera orden” para laicos de ambos sexos, que anhelaban pertenecer a la orden religiosa, pero que querían hacerlo desde su estado de vida propio.


Estos fieles no podían usar el hábito completo de la orden, pero se les concedía usar un “mini hábito”, es decir, el escapulario reducido a su mínima expresión.



Si Dios así lo permite y ellas lo desean, estas cuatro mujeres laicas de nuestra comunidad parroquial, para el año que viene, en la fiesta de Nuestra Señora de los Ángeles, que se celebra el 02 de agosto, estarán realizando sus votos perpetuos dentro de la Tercera Orden Francisca Seglar.


La aceptación a formar parte del grupo de la Tercera Orden Francisca Seglar de la Parroquia San José Obrero Tala, estuvo a cargo del párroco, José Francisco Montes Castillo, quien celebró la Eucaristía.

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